Nombre original: Cobra Kai.
Creador: Josh Heald, Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg / basada en Karate kid de Robert Mark Kamen.
Sinopsis: En los 80, Johnny Lawrence se quedó segundo en una competición contra Danny Larusso. A partir de ahí, su vida ha ido cada vez a peor. En el punto más bajo de su carrera, decide cambiarlo todo y reabrir el dojo de kárate que le ayudó en sus mejores años: Cobra Kai.
Año de comienzo: 2018
Duración: 40 capítulos de 22 minutos en 4 temporadas / todavía en emisión.
Cadena: Youtube, Netflix.
Temporada 1: Yo entré a la serie con reparos. Es uno de esos momentos de nostalgia máxima que no augura nada bueno pero... ey, está muy bien. No repite la misma historia, sino que la traslada al presente y construye personajes interesantes. Sí, todo resuena con lo anterior y, de hecho, el uso de imágenes de las películas antiguas a veces distrae un poco, pero en general es fresco y divertido. ¡Mola!
Temporada 2: Pues bajonazo máximo. La serie se vuelve más moñas, con tramas románticos a gogó y muchísima menos mala baba y comentarios faltones. Como punto (MUY) positivo, las tortas son bastante más épicas y aparecen con más frecuencia.
Temporada 3: Esta temporada llega a un punto intermedio. Ni es tan moñas como la anterior ni tiene tantas tortas. En general, le sienta bien el cambio si no fuera porque LA TRAMA ES UN MUERMO. Larusso se va a pescar referencias a Japón y el resto repite la trama de la temporada anterior casi punto por punto. Sí, hay un par de peleas muy bien llevadas, pero el resto brilla por su decadencia...
Temporada 4: Los pies forzados de esta serie vuelven a ser su punto flaco. El nuevo malo es un actor pésimo y la trama es una repetición de una repetición. Ahora el bucle se intensifica con personajes nuevos de menor edad, pero lejos de ser refrescante parece la repetición de la repetición de la repetición.
Ya ni las peleas (salvo algún momento de genialidad) se salvan.
